La educación cooperativa no es solo una cuestión de competitividad y/o productividad, sino una estrategia para prepararse a enfrentar los nuevos retos y desafíos con mayor creatividad y agilidad; por ello, no debe limitarse la adquisición de cono- cimientos técnicos y habilidades que cultiven una mentalidad basada en la mejora continua. Otro gran reto consiste en consolidar el trabajo colaborativo, basado en equipos cohesionados con metas y objetivos comunes, comprometidos y preparados para alcanzar el éxito colectivo; asimismo, se tienen que fortalecer principios básicos como la ayuda mutua, la responsabilidad, la autonomía y la solidaridad, que son la regla de oro del cooperativismo y que, a través de la enseñanza cooperativa pueda lograrse el cumplimiento de la misión educativa de contribuir en la formación de personas con valores.

La educación cooperativa ostenta funciones específicas, por ejemplo, la transferencia de normas de conducta alineadas a la cultura cooperativa, la conservación de ideas relevantes y la apertura a ideas nuevas que se implementan directamente en el proceso cooperativo, a la socialización de aprendizajes y que fomentan la homogeneización del conocimiento como vía de desarrollo y transformación de las cooperativas; además, abona al desarrollo del liderazgo como requisito para una buena gestión de la organización. Finalmente, las tendencias globales en torno a la educación cooperativa direccionan sus contenidos sobre la formación ética y filosófica para comprender y dominar el sentido del significado y alcance que tiene una cooperativa, además de la formación técnica especializada que vincule los conocimientos a las distintas labores que se des- empeñan al interior de la administración de una cooperativa que genere liderazgo cooperativo y una gestión participativa.

A través del tiempo, la educación cooperativa ha tenido una fuerte aceptación en las cooperativas a nivel mundial, esto debido principalmente a que los beneficios intangibles que se obtienen aportan significativamente al fortalecimiento de las comunidades productivas y permiten mejorar los perfiles técnicos y humanos para colaborar en forma democrática, consensuada y armónica. El sistema cooperativo en países con una economía sostenible y dependiente puede ser una fuente de estrategias que impulsan el desarrollo y crecimiento enfocado a las necesidades y aspiraciones de una sociedad o comunidad; los presupuestos en cada movimiento cooperativo hacen posible la consecución de objetivos y metas planteadas, desde la propia organización empresarial y del mejoramiento de los procesos productivos hasta la armonización de las relaciones personales y laborales, lo que genera un clima laboral sano que se traduce en beneficios para las cooperativas.

En diversos casos de éxito, se puede observar que la educación cooperativa impulsa la vivencia basada en los principios cooperativos difundiéndose a través de la capacitación y en la educación basada en valores generando una cultura organizacional donde se asegura la participación de los socios a través de la creación de órganos de gestión y control que son elegidos a través del consenso y en forma democrática. Los casos que tienen antecedentes de implementar programas de educación cooperativa, convergen en aspectos característicos como los canales de comunicación innovadores y eficaces que fortalece la integración cooperativa en lo operativo como en el nivel dirección; además, se han observado diseños de programas de capacitación encausados en la satisfacción del servicio tanto a clientes como a los socios, proyectándose los niveles de educación basados en el fortalecimiento de principios y valores del cooperativismo pero también en contenidos morales de interés de la comunidad social como medio concientizados para hacer efectiva la acción cooperativa.

La interacción de los factores humanos de las cooperativas han sido un elemento beneficioso producto de la educación, el aprendizaje y la enseñanza cooperativa que, como proceso, construye una formalidad en el trabajo cooperativo, desde la creación de reglamentos operativos y de coordinación hasta de los niveles directivos, lo cual mejora la función independiente. La educación cooperativa es hoy en día una herramienta estratégica para la solución de problemas sociales y económicos generalizados, gracias a que minimiza la complejidad en la comprensión del problema debido a la vinculación entre el entorno y la cooperativa. Esto se logra aplicando los principios y valores que consideran el cumplimiento de objetivos, el mejoramiento de la información que se vierte en las asambleas de miembros, esto debido a que se es más preciso, se atiende lo esencial, y se construye una cultura empresarial entre los miembros de la cooperativa; aunado a lo anterior, se erradican prácticas unilaterales y se informa en todo momento cada decisión que se toma.