Ser zurdo
Escrito por Gloria María López Sereno
Fue difícil ser niño zurdo
“Ni me hable de ese tiempo, me hicieron la vida difícil cuando era niño”, me dijo con tono de molestia el ingeniero Carlos, clavando la estaca del señalamiento en el lugar preciso, sosteniéndola con la mano derecha y clavando con la mano izquierda. La conversación surgió porque lo vi hacer la mayoría de las cosas con la mano izquierda. Ya con un poco de confianza, me atreví a preguntarle cómo le había ido en la escuela siendo zurdo.
Sin parar de trabajar, me contó cuando lo recriminaban en el colegio porque hacía la letra muy desordenada. ¡Claro que su letra estaba distorsionada! Con trabajo podía girar el brazo en la butaca diseñada para diestros y, con gran esfuerzo, acomodar el cuaderno para escribir las lecciones. Pero el régimen de exigencia en esa escuela era elevado, por eso las madres y padres se sentían orgullosos de tener a sus hijos en el mejor centro escolar del lugar; no importaba el elevado pago de la colegiatura si el nivel educativo tenía buena fama.
Su caligrafía no encajaba con los resultados de los demás alumnos. A pesar de la insistencia en los ejercicios de círculos y líneas, la letra seguía estando fuera del renglón y con un delineado tembloroso. Entonces, la maestra le dio la indicación: si por ser zurdo no podía escribir bien, entonces debería hacerse diestro.
De un día para otro se tomaron cartas en el asunto para cambiarlo de zurdo a diestro, la estrategia fue amarrar la mano izquierda del niño a la banca y obligarlo a escribir con la mano derecha. Para no molestar a la maestra, Carlos, que en ese tiempo era un niño de primero de secundaria, puso de su parte y se dejó amarrar la mano. Intentó escribir con la mano que le indicaban, pero no les dijo a sus padres lo que le estaba pasando en la escuela.
El problema fue que el tiempo pasó, y la letra no era como se la pedían, al contrario, le quedaba más desordenada y, sin evidencia de que tener su mano preferida amarrada fuera una solución, le pidió a la maestra que lo soltara. Ella se molestó mucho por su falta de empeño y, cansado, el niño se defendió gritando con altísima voz, lo que causó un revuelo en toda la escuela. Lo soltaron y fue el último día que asistió a ese colegio.
Lo inscribieron en otra escuela, esta vez pública, con menor colegiatura y menor prestigio, pero con un poco más de comprensión para su caso. Para prevenir los mismos problemas, la familia de Carlos le mandó hacer su banca especial para zurdos, misma que usó durante toda su educación secundaria.
Ser zurdo
Los zurdos constituyen una minoría que sufre discriminación en un mundo donde casi todo está diseñado para diestros. La zurdera es una condición que influye no solo en que la mayor habilidad motora sea con el lado izquierdo del cuerpo sino, frecuentemente, de un distinto manejo perceptual del mundo y, en consecuencia, una integración emocional diferente. Pero los zurdos, al contrario que los diestros, son un grupo mixto de cuya neuropsicología se conoce poco (Contreras, 1999).
Ser zurdo no consiste solamente en utilizar la mano izquierda de forma predilecta, sino que consiste en usar esta mano dominante, lo que comúnmente permite al observador determinar si alguien es zurdo. No es exageración decir que todo lo humano ha dependido de la mano, o mejor, de la coordinación cerebro-manos. Las manos ocupan mucho espacio en la representación cortical, tanto el cerebro como las manos nos maravillan por su complejo funcionamiento.
Lateralización y dominancia hemisférica cerebral
A partir de tres a cuatro años, comienza a aparecer en el ser humano una preferencia lateral que se completa alrededor de los ocho años para llevarnos a la estadística porcentual de 64 diestros puros, 32 ambidextros y solo 4 zurdos puros. Es decir, que solo el 4% de la humanidad es totalmente zurda (Castells, 1983). La lateralización no siempre es homogénea (ojo, oreja, mano y pie), sino que puede ser heterogénea, es decir, que puede tener lateralizaciones combinadas.
Tipos de zurdos
Entre las personas que utilizan la mano izquierda preferencialmente podemos encontrar diferentes tipos de zurdos:
- Zurdos verdaderos: Son aquellos llamados también zurdos puros; tienen lateralización homogénea, es decir predominio cerebral derecho para ojo, oído, mano y pie izquierdos. Se caracterizan por tener mayor sensibilidad, facilidad de movimientos, precisión, rapidez y fuerza con el lado izquierdo del cuerpo.
- Zurdos falsos: Incluyen a tres grupos, los diestros que han perdido funcionalidad de la mano derecha (amputación, secuelas de A.C.V., etc.) y recurren al uso de la mano izquierda, los ambidextros cuando actúan con la mano izquierda y los lateralizados diestros que utilizan la mano izquierda por oposición al entorno o como identificación con alguien zurdo.
- Zurdos contrariados: Son zurdos corregidos por castigo o por técnica de reeducación psicomotriz que desarrollan el uso de la mano derecha. En la zurdería o siniestralidad participa la herencia de la siguiente manera: cuando ambos padres son zurdos, el 46% los hijos pueden serlo; cuando uno de los padres lo es, el 12 % de los hijos pueden ser zurdos y cuando ambos padres son diestros, el 4% de los hijos pueden ser zurdos.
Desventajas y ventajas de los zurdos
La principal desventaja de ser zurdo es formar parte de una minoría desatendida que tiene que enfrentarse a un mundo diseñado para personas diestras: la escritura occidental de izquierda a derecha, la colocación de las palancas en los autos, los giros de las puertas, el diseño de las bancas escolares y muchos detalles cotidianos más, son diseñados pensando exclusivamente en las personas diestras.
Sin embargo, el ser zurdo tiene ventajas como mayor rapidez y precisión, mejores reflejos e incluso menos secuelas en caso de accidentes cerebrovasculares.
Empatía e inclusión de los zurdos
Es posible hacer más llevadera la vida a las personas zurdas desde pequeños si quienes conviven con ellos se informan sobre sus habilidades y dejan de pensar en los inconvenientes, buscando las posibilidades. Además, es importante facilitarles espacios más accesibles, el diseño del mobiliario de trabajo escolar es un buen aspecto de inclusión para niños zurdos en las aulas.
Por supuesto, es necesario erradicar la idea de que forzar a un niño zurdo a ser diestro dará buenos resultados, porque lo único que dejará serán secuelas de dolor y resentimiento, así como una contrariedad por verse forzado a ser diferente a como su naturaleza se lo indica.
Referencias
- Contreras, O. C. (1999). El mundo del zurdo. Revista Colombiana de Psiquiatría, 166-169.
- Castells, C. (1983). Guia de la Salud y Psicología del Niño. Planeta.