El teatro degollado: Patrimonio de la historia de Guadalajara

Escrito por Guillermo Paulino Clemente García
Antecedentes

Las primeras presentaciones de las cuales se tiene alguna noticia se realizaron hacia el siglo XVII, cuando ya existían en la ciudad algunos templos. El objetivo principal de estas presentaciones religiosas era de carácter doctrinario en honor de los santos de alguna población, que permitían fortalecer el poder de los conquistadores sobre los grupos indígenas. Estas presentaciones, llamadas autos sacramentales, se llevaban a cabo dentro del recinto o en la explanada de los edificios (Rivera, 1916). Ocasionalmente se presentaban leyendas y mitologías, representaciones teatrales en honor a los gobernantes. El primer intento para construir un teatro fue en 1623 para la presentación de obras de comedia en la ciudad.

Figura 1. Catedral y centro de Guadalajara, vista panorámica, CONACULTA. SINAFO.

Durante esta época no hubo ningún espacio para la representación de obras teatrales y se improvisaban construcciones temporales en corralones. Hacia finales del siglo XVIII, las puestas en escena se presentaban en espacios improvisados y mesones, como La Tadea, San Antonio y La Unión.

Figura 2. Samuel L. Trant. Cartógrafo. Al centro del mapa el lugar donde se construiría el Teatro Degollado. Plano de la ciudad de Guadalajara de 1800. CONACULTA, SINAFO. 908.

En 1798, el ayuntamiento decidió construir un edificio para representar obras dramáticas, el cual llevaría el nombre de El Coliseo de la Comedia. Fueron el regidor Antonio Colazo y el director de obras teatrales Carlos Gamboa, quienes buscaron el terreno para esta nueva edificación. La construcción se ubicó en la Calle Cerrada Santo Tomás (hoy Galeana y López Cotilla), donde fueron puestas en escena diversas obras de corte eclesiástico, comedias, sainetes, entre otras (Historia del Teatro en Guadalajara, 2004). A principios del siglo XIX, el teatro decayó, aunque se crearon algunos teatros como el Apolo y el Carnaval.

Las diversas incursiones armadas de la guerra de Independencia hicieron que se suspendieran las presentaciones. Sin embargo, desde 1814 se buscó un lugar para la construcción de un nuevo coliseo. Francisco Zumelzú edificó el Teatro Principal, el cual fue muy concurrido por los tapatíos y funcionó hasta 1935, cuando se convirtió en el Hotel Génova. En la década de 1830 se construyeron algunos teatros improvisados y otros de mayor envergadura como los teatros principales: Apolo y El Tívoli (Hernández Larrañaga, 2013). En 1839 apareció un reglamento provisional de teatro que permitía seguir ciertos lineamientos de acción en su funcionamiento.

La construcción del Teatro Degollado

Desde el año 1821 hasta 1855 hubo varios intentos para construir un teatro, pero las circunstancias políticas o económicas no lo permitieron. Hacia la década de 1850 hubo varias iniciativas para construir un teatro en la ciudad de Guadalajara. Se presentó un proyecto al gobernador Antonio Escobedo en 1836, pero no tuvo éxito. Se volvió a mostrar en 1852 al gobernador Jesús López Portillo y otro más al gobernador José María Ortega, pero ninguno tuvo una buena acogida. El proyecto que tuvo buena recepción fue el que presentó Antonio Pérez Verdía en octubre de 1855 al general Santos Degollado, Gobernador del Estado (Rivera, 1916).

Figura 3. Santos Degollado. Político liberal. Pintura.

El proyecto proponía la construcción del teatro en la Plaza Venegas (actualmente Mercado Corona) y dos mercados. Una empresa particular aportaría un total de “doscientos mil pesos, dividiéndola en acciones de quinientos, repartidas entre cuatrocientos socios” (Rivera, 1916, p. 10) y propuso el primer nombre del teatro, que sería teatro Alarcón, en honor del dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón. Sin embargo, el gobernador, aunque le interesaba el proyecto, no quiso que este perteneciera a particulares sino al ayuntamiento.

El 12 de diciembre de 1855 se promulgó el decreto que proponía la construcción del inmueble. Este decreto también decía que el costo se asumiría con la venta de terrenos que no afectara el funcionamiento de la ciudad y tampoco a particulares. Asimismo se invitaba a los arquitectos a presentar el proyecto para construir la obra.

Parece ser que no hubo otra propuesta más que la del arquitecto, pintor y escultor Jacobo Gálvez y este fue nombrado el director de la obra. El 5 de marzo de 1856 se colocó la primera piedra, con lo cual dio inicio la obra del Teatro Degollado.

Los primeros tres años de construcción, el 56, 57 y 58, se avanzó de manera notable en la construcción; sin embargo, la caída del gobierno liberal a mediados del año 1958 dio como resultado la huida de los tapatíos liberales, entre ellos el arquitecto Gálvez, y la obra se abandonó. A finales del año 1859 el cabildo instó a los ciudadanos para donar fondos para la terminación de la obra y se inició la reconstrucción con el mismo arquitecto, pero en abril del año siguiente el gobernador Adrián Woll suspendió la obra. Se hicieron algunos avances en 1860, pero debido a la escasez de estos, la obra avanzó con lentitud. La llegada del ejército no permitió que se avanzara mucho en la obra.

Muerto el general Santos Degollado en batalla el 16 de junio de 1861, el nuevo gobernador, Pedro Ogazón, expidió el 12 de noviembre un decreto donde se escribió que el teatro llevaría el nombre de Teatro Degollado en honor del general caído (Pizano y Saucedo, 1967).

En esa misma época, Gerardo Suárez y el mismo Gálvez decoraron la bóveda del teatro con una representación del “Canto IV” de La divina comedia de Dante Alighieri. El arquitecto Ignacio Díaz Morales colocó un verso en la facha principal, que proviene de un himno de los Breviarios romanos, que dice “Que nunca llegue el rumor de la discordia”.

Figura 4. Teatro Degollado en 1900.  CONACULTA. SINAFO. 457403.

En 1864, con la llegada del ejército conservador, se abandonó la obra y se volvió a la propuesta de nombre Teatro Alarcón. Al año siguiente, el ayuntamiento imperialista hizo algunas mejoras, como concluir el arco de escenario, y se suspendió la obra. Meses después se reactivaron los trabajos y el pintor francés Antonio Chavian concluyó la decoración del teatro.

El 13 de septiembre de 1866 se inauguró la obra del Teatro Alarcón, aun estando sin concluir; esta se realizó por parte de las autoridades imperiales con la representación de la ópera Lucía de Lammermoor de Donizzetti, la participación de la cantante mexicana Ángela Peralta y la Compañía de Ópera Italiana del maestro Biancchi. La inauguración fue todo un acontecimiento que reconoció a la gran cantante mexicana Ángela Peralta y al arquitecto Jacobo Gálvez.

El 18 de diciembre de 1866, las tropas mexicanas del ejército liberal recuperaron Guadalajara y en ese mismo año el teatro recuperó el nombre de Teatro Degollado. En 1877, el gobernador Fermín González ordenó la reactivación de la reconstrucción para concluir la obra y los trabajos duraron tres años.

El artista Felipe Castro pintó un mural llamado El tiempo y las horas y las famas, y se colocó en el vestíbulo principal una escultura llamada La diosa de la fortuna, construida entre los años 1870 y 1880 por el arquitecto Hugo Andrés Testolini Deza.

En octubre de 1888 el gobernador González Riestra hizo una reinauguración, con la cual concluyó la edificación definitiva de la construcción de estilo neoclásico y participó la Compañía de Zarzuela del maestro Caballero con la obra Las campanas de Carrión (Pizano y Saucedo, 1967).

Durante ese año y el siguiente, se procedió a realizar la reedificación y ornamentación del edificio bajo la dirección de Roberto Montenegro. Estas nuevas mejoras se reinauguraron la noche del 15 de septiembre de 1910.

En la gestión del gobernador Silvano Barba, se realizó la reinauguración de los nuevos cambios del teatro en el mes de junio de 1941. Se presentó la ópera Lucía de Lammermoor, cantada por Evangelina Magaña.

Durante la gestión del gobernador Agustín Yáñez, entre los años 1953 y 1959, el pintor Roberto Montenegro realizó la alegoría Apolo y las Nueve Musas, que fue colocada en el tímpano del pórtico y desmantelada en 1964 para colocar la que realizó en mármol el pintor Benito Castañeda, que puede admirarse al frente del teatro.

Figura 5. Teatro Degollado hoy. Recuperado de: https://sc.jalisco.gob.mx/patrimonio/teatros-y-foros/teatro-degollado

El gobernador Juan Gil Preciado encargó al arquitecto Ignacio Díaz Morales la reestructuración del teatro en 1959, ya que la obra se había realizado con diferentes órdenes de trabajo, proporciones y composición que no daban unidad arquitectónica al edificio. Se demolieron algunos espacios, se añadieron ocho columnas para tener un pórtico corinto romano, se agregaron banquetones con bancas y fuentes. Al interior se redecoró la sala, se restauraron la bóveda y los telones, la iluminación y el escenario para lograr la uniformidad necesaria del conjunto arquitectónico.

El Teatro Degollado fue reinaugurado el 8 de septiembre de 1964 con la participación de la Orquesta Sinfónica de Guadalajara, dirigida por Óscar Chávez.

En la última remodelación importante, se colocaron nuevos pisos, butaquería, pintura,  modificaciones en la luminaria y el escenario, el aire acondicionado y se remodelaron los camerinos. Estos últimos trabajos se reinauguraron el 25 de noviembre de 2005.

El Teatro Degollado tiene un aforo de 1015 localidades. Es un edificio neobarroco estilo italiano, sede de la Orquesta Filarmónica de Jalisco; acoge espectáculos de danza, ópera, ballet, teatro y presentaciones de destacados artistas, tanto nacionales como internacionales. En su recinto se presenta la Gala del Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería, del Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara, el Ballet del Ayuntamiento de Guadalajara y de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Es el recinto cultural más importante de Guadalajara y patrimonio de la ciudad.

Referencias

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